lunes, 6 de diciembre de 2010

Recuerdos


Una vez más el mundo se derrumbo en mis pies, son como estrellas que en algún momento brillaron y hoy me golpean. Una vez más he vuelto a mirar el pasado y llorar por él, una vez la vida me demuestra quien manda, en días como hoy recuerdo que la soledad es una constante y no una opción, que todo lo que crees tener no es más que ilusión, que mis miedos siguen ahí, que la vida no es más que una mentira y sigo creyendo en ella...



Hoy me doy cuenta que cada cosa vivida es una forma de escapar de mi memoria. Soy débil y frágil y la armadura hoy se me callo, se me quebró como no lo hacía hace mucho, hoy soy más vulnerable a los daños de terceros y pese a que lo sé quiero correr los riesgos.


Sé que mañana volveré a sonreír con más fuerza que antes, pero hoy el sistema de defensa se me perdió. Y me golpearon fuerte, los recuerdos de la maldita “familia feliz”, de aquellos que jugaron migo, saber que no eres de ningún lado. Pero eso ya no importa ya sobreviví a eso y siempre podre hacerlo, si no me mato antes ahora ya no podrá…

2 comentarios:

  1. Siento que podría hacer escrito lo que escribiste pero en un tiempo pasado.

    No te preocupes si vas a poder sobrevivir como sobreviviste antes.

    Hay momento en que esa armadura se cae, y nos mostramos tan frágiles como somos. Pero tenemos que levantarnos, superarlo, ser fuertes, mañana es otro día. Tienes que plantearlo así y podrás sentirlo así.

    Que te vaya bien!
    =)!

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  2. ¡Avanti!
    Si te caes diez veces, te levantas
    otras diez, otras cien, otras quinientas:
    no han de ser tus caídas tan violentas
    ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

    Con el hambre genial con que las plantas
    asimilan el humus avarientas,
    deglutiendo el rencor de las afrentas
    se formaron los santos y las santas.

    Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
    nada más necesita la criatura,
    y en cualquier infeliz se me figura
    que se mellan los garfios de la suerte...

    ¡Todos los incurables tienen cura
    cinco segundos antes de su muerte!

    ¡Piu Avanti!
    No te des por vencido, ni aun vencido,
    no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
    trémulo de pavor, piénsate bravo,
    y arremete feroz, ya mal herido.

    Ten el tesón del clavo enmohecido
    que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
    no la cobarde estupidez del pavo
    que amaina su plumaje al primer ruido.

    Procede como Dios que nunca llora;
    o como Lucifer, que nunca reza;
    o como el robledal, cuya grandeza
    necesita del agua y no la implora...

    Que muerda y vocifere vengadora,
    ya rodando en el polvo, tu cabeza!

    ¡Molto piu Avanti!
    Los que vierten sus lágrimas amantes
    sobre las penas que no son sus penas;
    los que olvidan el son de sus cadenas
    para limar las de los otros antes;

    Los que van por el mundo delirantes
    repartiendo su amor a manos llenas,
    caen, bajo el peso de sus obras buenas,
    sucios, enfermos, trágicos,... ¡sobrantes!

    ¡Ah! ¡Nunca quieras remediar entuertos!
    ¡nunca sigas impulsos compasivos!
    ¡ten los garfios del Odio siempre activos
    los ojos del juez siempre despiertos!

    ¡Y al echarte en la caja de los muertos,
    menosprecia el llanto de los vivos!

    ¡Molto piu Avanti ancora!
    El mundo miserable es un estrado
    donde todo es estólido y fingido,
    donde cada anfitrión guarda escondido
    su verdadero ser, tras el tocado.

    No digas tu verdad ni al mas amado,
    no demuestres temor ni al mas temido,
    no creas que jamas te hayan querido
    por mas besos de amor que te hayan dado.

    Mira como la nieve se deslíe
    sin que apostrofe al sol su labio yerto,
    cómo ansia las nubes el desierto
    sin que a ninguno su ansiedad confíe...

    ¡Trema como el infierno, pero rie!
    ¡Vive la vida plena, pero muere!

    ¡Moltíssimo piu Avanti ancora!
    Si en vez de las estúpidas panteras
    y los férreos estúpidos leones,
    encerrasen dos flacos mocetones
    en esa frágil cárcel de las fieras,

    No habrían de yacer noches enteras
    en el blando pajar de sus colchones,
    sin esperanzas ya, sin reacciones
    lo mismo que dos plácidos horteras;

    Cual Napoleones pensativos, graves,
    no como el tigre sanguinario y maula,
    escrutarían palmo a palmo su aula,
    buscando las rendijas, no las llaves...

    ¡Seas el que tú seas, ya lo sabes:
    a escrutar las rendijas de tu jaula!

    Este era un poeta argentino que se hacía llamar Almafuerte.
    Una vez una monja me dijo que sus versos eran soberbios, yo siempre he pensado que son fieles a su nombre: Sonetos Medicinales.

    Es muy raro encontrar oro, por eso será que vale tanto, pero muchas veces pasas a su lado y no te das cuenta que está alli.
    Deja de ser el oro escondido y ponte a brillar

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